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Las mujeres deben poder abortar en cualquier circunstancia, tanto si las violaron como si no, tanto si lo hicieron con su pareja como si no, tanto si salieron embarazadas en una noche de parranda como en una relación de años usando anticonceptivos que fallaron. Las mujeres deben poder decidir sobre sus cuerpos en cualquier situación solo por el simple hecho de no querer ser madre. 

Esa debería ser la principal razón y nadie debería estar en contra ni preguntar el por qué quiere abortar. Se debería entender que una mujer que aborta es porque está renunciando a la maternidad obligatoria, esa que sigue encadenando a las mujeres y a sus hijos a la miseria. 

Una mujer que aborta debe tener derecho a hacerlo por las razones que quiera, porque es evidente que los parámetros los han puesto los hombres (que no abortan) para controlar y reprimir el cuerpo de las mujeres. Abortar no es un pecado: dios no existe. Abortar no es un trauma: seguimos haciendo nuestras vidas tal cual. Abortar no es la decisión más fácil: el proceso de abortar en la clandestinidad es costoso, estresante, hipócrita, solitario, inseguro y riesgoso, tanto que te puede llevar a la muerte. Abortar no nos convierte en asesinas, nos convierte en dueñas de nuestras propias vidas, esas vidas que el Estado y la Iglesia quieren seguir quitándonos. 

Abortar es un acto de autonomía y de valentía, no es una disputa entre mujeres "ricas" que sí abortan y mujeres "pobres" que no, es una disputa contra un sistema que pretende seguir manteniéndonos como úteros con patas sin poder de decisión. Decidir ser madre y decidir abortar son actos valientes y riesgosos que solo competen a las mujeres. Luego de tomar la decisión, el Estado debe desplegar una serie de protocolos que hagan viables las decisiones de las mujeres, sea esta la que sea, y debe proteger a la mujer que aborta y a la mujer que se convierte en madre.

 La mujer, repito debe tener el derecho de abortar por las razones que quiera, y ningún ser humano, ningún ciudadano, ningún hijo de vecino tiene derecho a juzgarla, a decir que sus razones no son válidas y a tratar de imponernos sus ideas sobre el tema. Este es un tema en donde está implicado nuestro cuerpo en primera persona, así que nadie debería meterse.

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