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Educación emocional para los más pequeños

Esta pregunta es tan sencilla, la tendríamos que hacer todos los padres a nuestros hijos y a nosotros mismos, ya que somos los primeros que no sabemos reconocer nuestras propias emociones. A veces nos cuesta identificar cómo nos encontramos y no localizamos la palabra adecuada para describir nuestro estado para, a partir de esa identificación, saber gestionar y de alguna manera conseguir ser más felices.

Cada vez estamos más habituados a escuchar asuntos relacionados con la Educación Emocional, algo tan importante que ya debería estar instaurado en todos los colegios como una asignatura obligatoria, y que, sin embargo, todavía no lo es.

La parte positiva es que cada vez hay más profesores como Alba o como el tan mencionado César Bona, que están aportando a los niños una serie de herramientas superimportantes, no para ser grandes economistas o famosos abogados, sino para ser personas fuertes emocionalmente, con una buena autoestima, con los suficientes recursos para adaptarse a los cambios y contratiempos que se puedan encontrar a lo largo de sus vidas. Para ser más felices.

Nunca es tarde para aprender Inteligencia Emocional y si tenéis hijos os recomiendo que empecéis cuanto antes y no paréis.

Gran parte de la personalidad de nuestros hijos se forja desde que nacen hasta los 6 años, aunque más tarde también se siga trabajando, por supuesto. Yo sigo con mi hija, siempre hay algo nuevo que aportar, tanto yo a ella como ella a mí, de la que aprendo cada día.

Te recomiendo un libro para niños (y adultos), El monstruo de los colores para que se lo leáis a vuestros hijos. Es muy bonito, muy sencillo y muy claro, os ayudará a enseñarles a identificar sus emociones. Está muy relacionado con la película tan de moda de este verano que es Inside Out de Disney Pixar, que seguro que casi todos vosotros ya habréis visto.

La base de ambos es asociar un color a una emoción. Según la fuente que utilices podrás ver que no siempre se utiliza el mismo color para la misma emoción aunque en muchos casos sí coincide, aunque eso es lo de menos, no pasa nada. Lo importante es el color que vosotros le queráis asignar para trabajar con vuestros hijos.

o, como soy mucho de libros (adoro los libros) aunque del cine también, os voy a contar las referencias de El monstruo de los colores.

En él se asocia:

            – Ira -Rojo

            – Alegría -Amarillo

            – Tristeza-Azul

            – Calma -Verde

            – Miedo-Negro

Son emociones básicas que es importante que las sepan reconocer desde que son pequeñitos. En la película de Disney está el asco que también podéis incluir.

¿Qué es fundamental a la hora de identificar estas emociones? Hacerles ver que no hay emociones buenas y emociones malas, que todas son importantes y todas son necesarias. Porque para que haya momentos alegres, los tiene que haber tristes, porque el miedo les hará ser prudentes y no ponerse en riesgo y también les ayuda a superarse a marcarse retos y seguir creciendo. La ira les hará saber cómo no quieren encontrarse, les enseñará a saber defenderse, el asco les enseña a saber elegir y la calma les proporciona momentos te tranquilidad y paz.

En esos momentos en que están hechos un lío y que nosotros, adultos, tampoco les entendemos, es el momento más adecuado para preguntarles “¿cómo estás?, ¿qué te pasa?, ¿qué sientes?, ¿por qué estás así?, ¿me lo cuentas?”. Ya veréis cómo se irán familiarizando con estas preguntas y cada vez tendrán más clara su respuesta para, a partir de ese momento, preguntarles si hay algo que quieran cambiar y qué pueden hacer para cambiarlo.

Es un tema muy extenso que dependiendo de la edad de los niños se trabaja más de una u otra manera.

En cualquier caso, os recomiendo buscar un lugar de la casa que al igual que se hace en algunas clases de colegios, identifiquéis como el rincón de las emociones. En ese lugar especial podéis poner a los personajes de la película Inside Out, o la cara tan simpática del monstruo de los colores con sus diferentes colores, o botes coloreados, etc. Usad vuestra imaginación. Identificad cada color con una emoción y peguntad todos los días en ese lugar especial a vuestros hijos las preguntas que hemos visto anteriormente, a ver qué os cuentan. Sin duda será un momento interesante que generará un hábito muy saludable para la familia.

Si el niño es más mayor, podéis diseñar un diario de emociones en el que él pueda ir escribiendo, pintando lo que siente, lo que le pasa.

También les recomiendo tener en casa, a parte del libro El monstruo de los colores, otros como Emocionario (tanto para niños como para adultos) y De qué color es un beso, o los nuevos libros que ha publicado la gran Elsa Punset para niños con los que se trabajan temas tan importantes como la autoestima. Aunque hay miles de libros preciosos que os pueden facilitar esta labor tan bonita de hacer emocionalmente fuertes a vuestros hijos.

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